Dormir mal afecta la claridad mental

Un estudio basado en mujeres mayores proporciona evidencia sobre la relación entre el deterioro cognitivo y la calidad del sueño.
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Investigadores estudiaron a mujeres adultas mayores que aún no habían experimentado deterioro cognitivo para comprender mejor la relación entre el sueño y el riesgo de demencia. Foto: Getty Images.
Investigadores estudiaron a mujeres adultas mayores que aún no habían experimentado deterioro cognitivo para comprender mejor la relación entre el sueño y el riesgo de demencia. Foto: Getty Images.

Si uno tuviera que compilar una lista de preocupaciones en el mundo industrializado, seguramente dos estarían cerca de las principales: que no dormimos lo suficiente y que a medida que envejecemos estamos en un camino inexorable hacia el deterioro cognitivo y los trastornos neurodegenerativos, incluyendo la enfermedad de Alzheimer.

Resulta que ambas preocupaciones están relacionadas, pero la relación entre el sueño y la salud cognitiva es complicada.

Dormir mal es un enemigo de la agudeza mental. Un estudio publicado en la revista especializada Neurology analiza la relación entre la salud cognitiva y los patrones de sueño.

En pocas palabras, la calidad del sueño importa mucho más que la cantidad de horas que duerme, sugiere el equipo de personas investigadoras participantes en el estudio.

La investigación científica se centró en mujeres adultas mayores con edades al menos de 82 años, que aún no habían experimentado deterioro cognitivo. Los investigadores reclutaron para el estudio del sueño a mujeres que habían sufrido fracturas causadas por osteoporosis. Las participantes usaron pequeños sensores llamados dispositivos de actigrafía en las muñecas para medir sus movimientos y sus períodos de sueño y vigilia. Se les midió su nivel cognitivo al inicio del estudio y se analizaron los cambios posteriores a través de pruebas de seguimiento.

El estudio identificó tres “perfiles de cambio de sueño-vigilia”: sueño estable, disminución del sueño nocturno y aumento de la somnolencia. Las mujeres del grupo con aumento de la somnolencia tenían el doble de riesgo de demencia que las del grupo de sueño estable. Cabe destacar que las del grupo de alto riesgo experimentaron “grandes aumentos en la duración del sueño diurno y nocturno”.

Dra. Amy Amara, profesora en el Departmento de Neurología en la Escuela de Medicina de University of Colorado.
Dra. Amy Amara, profesora en el Departamento de Neurología en la Escuela de Medicina de University of Colorado.

Para comprender la relación aparentemente compleja entre el sueño y el deterioro cognitivo, hablamos con la Dra. Amy Amara, profesora del Departamento de Neurología en la Escuela de Medicina de la University of Colorado. La Dra. Amara, atiende a pacientes en el UCHealth Neurosciences Center – Anschutz Medical Campus, ella no estuvo involucrada en el estudio de Neurology, pero ha realizado investigaciones extensas basadas en la relación entre el sueño y los desórdenes neurodegenerativos, especialmente su relación con la enfermedad de Parkinson.

¿Qué despierta su interés en el estudio del sueño y la demencia en mujeres mayores?

“Siempre me ha interesado la relación entre el sueño y la disfunción cognitiva, o el deterioro cognitivo”, dijo Amara. “En mi propio trabajo, encontramos relaciones entre ciertas etapas del sueño y la enfermedad de Parkinson”.

El estudio publicado por la revista especializada Neurology señala el hallazgo de ‘una potencial relación bidireccional entre el sueño y la cognición’. ¿Qué significa esto? 

Es una relación del tipo “el huevo y la gallina”, afirmó Amara. “Sabemos que en las enfermedades neurodegenerativas, los cambios cerebrales ocurren mucho antes de que detectemos cualquier síntoma clínico”.

La pregunta: ¿Esa neurodegeneración desencadena interrupciones del sueño o son las interrupciones del sueño las que desencadenan la neurodegeneración?

Cuál ocurre primero es una pregunta difícil de responder, ya que ambas pueden estar interrelacionadas, afirmó Amara. Como señalaron los autores del estudio, la creciente evidencia sugiere que “la interrupción del sueño puede no solo derivar de la neurodegeneración, sino también contribuir a ella”.

Los autores anotaron que “el deterioro simultáneo de la salud del sueño y la cognición puede exacerbarse mutuamente, creando un círculo vicioso y acelerando el deterioro en ambos dominios”.

¿Cuáles son algunos de los cambios cerebrales importantes causados ​​por la neurodegeneración que pueden alterar el sueño?

Un ejemplo son los cambios en el tronco encefálico, responsable de regular la vigilia. Esto puede provocar insomnio y sueño fragmentado (períodos alternos de sueño y vigilia, en lugar de un período continuo de sueño profundo e ininterrumpido), explicó Amara. Añadió que las alteraciones del sueño, como estas, son comunes en personas con Alzheimer y Parkinson.

Otra causa importante de la alteración del sueño es la neurodegeneración del núcleo supraquiasmático, una estructura cerebral que, entre otras responsabilidades, nos ayuda a saber cuándo despertarnos y cuándo irnos a dormir.

“Es nuestro reloj central, el cual es responsable de la ritmo cardíaco,” dijo Amara. “La neurodegeneración en esa zona puede provocar patrones de sueño anormales”.

Si la neurodegeneración puede provocar trastornos del sueño, ¿cómo puede un sueño saludable ayudar a proteger contra el deterioro cognitivo?

Planteado de manera sencilla, un sueño saludable incluye una onda lenta o un sueño profundo, dijo Amara. Ella condujo sus propios estudios en los años 20202021, basados en investigar el impacto del ejercicio en las personas con Parkinson al incremento el tiempo que permanecen en una etapa de sueño profundo, y así, agudizar su función cognitiva. Ella ha liderado otro estudio, basado en explorar las posibilidades terapéuticas en este ámbito.

La idea es que el sueño de ondas lentas o profundo está vinculado al trabajo del sistema glinfático, una parte del sistema nervioso central responsable de eliminar del cerebro los materiales de desecho que bloquean la comunicación de las células nerviosas e interfieren con la cognición, dijo Amara.

El estudio de Neurology observó que las siestas podrían contribuir al deterioro cognitivo. ¿Es saludable o no, tomar siestas? 

“A muchos pacientes les recomiendo que tomen siestas si tienen sueño, ya que queremos que duerman lo suficiente”, dijo Amara. “Pero también pueden tener efectos perjudiciales, ya que si se duermen muchas siestas durante el día, se tiene menos deseo de dormir por la noche. Es importante limitar las siestas a 20 o 30 minutos y evitar dormir tarde (después de las 2 p.m.)”.

Además, un patrón de sueño fragmentado por siestas excesivas puede alterar el ritmo circadiano y provocar insomnio, explicó Amara.

“Entonces, se duermen más siestas durante el día y el patrón se perpetúa”.

Un estudio reciente reveló que las mujeres con mayor riesgo de demencia habían aumentado el tiempo de sueño tanto de día como de noche. En ese caso, es probable que dormir más no sea mejor, señaló Amara.

“Puede que no solo tengan un patrón de sueño anormal por dormir durante el día, sino que quizás algo interrumpa su sueño nocturno”, dijo Amara. “Así que, aunque duerman muchas horas, no duermen bien ni con calidad”.

¿Hay preguntas pendientes de responder en el estudio publicado por Neurology?

Sí. Un área de incertidumbre se centra en el uso de la actigrafía para medir los tiempos de sueño, dijo Amara. Señaló que los dispositivos simplemente miden el movimiento. Esto es importante, pero no revelan todo lo que sucede mientras una persona intenta dormir.

“No podemos determinar nada sobre la calidad del sueño”, dijo Amara.

Los investigadores del estudio intentaron evaluar la “eficiencia del sueño”, que definieron como “una medida de la calidad del sueño calculada como el porcentaje de tiempo en la cama por la noche que se considera sueño”.

Pero, como señaló Amara, “la actigrafía no puede determinar si se trata de sueño ligero o profundo”, ni siquiera si una persona está realmente dormida o simplemente inmóvil.

Además, el estudio no controló la apnea del sueño, que ha estado vínculado con el deterioro cognitivo, dijo Amara. La apnea del sueño interrumpe la respiración, lo que puede causar períodos intermitentes de sueño y vigilia, y menos tiempo en la crucial fase de ondas lentas, durante la cual el sistema glinfático limpia el cerebro de desechos, explicó. (La mayoría de las personas que tienen apnea del sueño no saben que la tienen). Aprenda cómo se identifica la apnea del sueño y cómo obtener ayuda para su tratamiento.

Obviamente, esto es un problema, pero el sueño fragmentado podría tener una ventaja, añadió, si la persona interpreta las interrupciones repetidas como una señal para intervenir.

“Quizás necesiten un estudio del sueño porque tienen apnea del sueño, o quizás necesiten hacer ejercicio porque se sabe que mejora el sueño y la cognición”, dijo. “Esa es una de las cosas que me parecen interesantes en este campo. Hay maneras de mejorar el sueño”.

¿Se han utilizado otros estudios la actigrafía para intentar medir la cantidad de sueño durante un período de 24 horas?

Sí. Amara citó un estudio del 2013 publicado por JAMA Neurology basado en analizar los patrones de sueño de aproximadamente 700 personas que no tenían demencia, pero portaban dos copias de una forma específica del gen APOE4 llamada homocigotos APOE e4, un factor de riesgo importante para desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

Los investigadores utilizaron actigrafía durante 10 días al inicio del estudio para medir la “consolidación del sueño” de los participantes, definida como “el grado en que el sueño no se ve interrumpido por despertares repetidos”.

A continuación, evaluaron anualmente a los participantes del estudio para detectar la enfermedad de Alzheimer durante un período de seis años.

El estudio, que incluyó autopsias de los participantes que murieron, concluyó que una mejor consolidación del sueño disminuyó los efectos del gen APOE e4, medido por la densidad de las células nerviosas en el cerebro que son las señas de identidad de la enfermedad de Alzheimer.

El estudio fue importante por dos razones, afirmó Amara. Demostró que los participantes que tenían un sueño fragmentado al inicio de la investigación eran más propensos a sufrir deterioro cognitivo con el tiempo. Pero el estudio también demostró que quienes tenían el gen APOE e4 y un sueño bueno y consolidado estaban “protegidos de ese deterioro cognitivo, a pesar de tener ese factor de riesgo genético”.

¿Se relacionan los hallazgos de ese estudio con el estudio de Neurology y, de ser así, cómo?

Sí. Ambos estudios enfatizan la importancia de dormir bien para proteger la cognición. En el estudio de Neurology, quienes dormían de forma estable tenían un riesgo mucho menor de desarrollar demencia que quienes presentaban somnolencia creciente. En el estudio JAMA Neurology, las personas con el sueño mejor consolidado tenían menor riesgo de desarrollar ovillos de células nerviosas y enfermedad de Alzheimer.

“Incluso las personas con ese riesgo genético podrían protegerse si durmieran bien”, dijo Amara. “No todos pueden lograr dormir bien, pero sin duda hay medidas que se pueden tomar para mejorarlo”.

Antes de llegar a eso, ¿cuáles son los factores de riesgo importantes para el deterioro cognitivo?

No siempre se pueden controlar. El mayor riesgo es el envejecimiento, dijo Amara. Las mujeres tienden a vivir más que los hombres y, por lo tanto, son más propensas a desarrollar demencia. Representan aproximadamente dos tercios de las personas en Estados Unidos con enfermedad de Alzheimer. Algunas personas tienen un riesgo genético de padecer la enfermedad de Alzheimer, pero a medida que el estudio de JAMA Neurology sugiere, tener un buen sueño – entre otros factores – pueden mitigar ese riesgo.

La apnea del sueño, como se mencionó anteriormente, también es un factor de riesgo importante para el deterioro cognitivo. Otros factores incluyen el tabaquismo, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares y el estrés.

Por otro lado, ¿cuáles son algunas de las medidas proactivas que las personas pueden adoptar para mejorar el sueño y preservar la agudeza mental?

Las personas pueden controlar cada uno de los factores de riesgo mencionados, a veces con la ayuda de medicamentos, ejercicio y dieta. Para el estrés, Amara dijo que anima a sus pacientes a centrar sus pensamientos y atención en las estructuras de apoyo, como la familia y la actividad física, para gestionar la presión de forma saludable, evitar sentirse abrumados y dormir mejor.

“La terapia cognitiva de comportamiento es una buena aproximación y enfoque”, ya sea hablando personalmente con un terapeuta o aprovechando los recursos y aplicaciones en línea, añadió.

“Ninguno de nosotros puede tener una vida sin estrés, pero debemos encontrar la mejor manera de responder a él”, afirmó Amara.

No es sorprendente que una mente activa sea un baluarte contra el deterioro cognitivo, añadió.

“Consideramos que la actividad mental es importante para la cognición en general”, explicó Amara. “Pero también aumenta el deseo de dormir profundamente”. Como explicó, es durante esa etapa del sueño que el sistema glinfático “poda y limpia” las conexiones entre las neuronas, clave para una cognición clara.

“El ejercicio también aumenta el sueño profundo, por lo que la actividad física también es importante”, afirmó Amara.

Amara enfatizó que la demencia no sigue un camino predeterminado. La edad es un riesgo, pero muchas personas llegan a la vejez con su agudeza mental intacta. El estudio de Neurology “definitivamente respalda que si se puede mejorar el sueño a los 80 años, se podría prevenir el desarrollo de demencia, incluso a esa edad”, concluyó.

Del mismo modo, las personas con predisposición hereditaria al deterioro cognitivo podrían no sufrir nunca un deterioro mental precipitado.

“Incluso si tiene riesgo genético, no necesariamente desarrollará demencia”, afirmó Amara.

Pero ofreció una advertencia:

“También hay evidencia bastante sólida de que el comportamiento en la mediana edad, e incluso en la juventud, también es importante”, añadió. “Nunca es demasiado pronto para empezar e intentar reducir el riesgo”.

Por lo tanto, las personas más jóvenes que puedan tener apnea del sueño o que estén lidiando con insomnio deberían tratar de resolver sus problemas de sueño con la esperanza de evitar problemas cognitivos más adelante en la vida. (Obtenga consejos prácticos para dormir mejor.)

 

About the author

Tyler Smith has been a health care writer, with a focus on hospitals, since 1996. He served as a writer and editor for the Marketing and Communications team at University of Colorado Hospital and UCHealth from 2007 to 2017. More recently, he has reported for and contributed stories to the University of Colorado School of Medicine, the Colorado School of Public Health and the Colorado Bioscience Association.