Rumbo a un trasplante: conozca el camino de Eduardo

April 19, 2024
Eduardo H., de 38 años, nos cuenta su experiencia esperando por un trasplante de riñón. Photo courtesy of Eduardo.
Foto cortesía de Eduardo H.

Por Yesenia Robles

Eduardo H., de 38 años, está esperando un trasplante de riñón.

Como muchos otros pacientes que terminan necesitando un trasplante de órgano, Eduardo dijo que no sabía nada acerca de trasplantes, y al principio no entendía cómo es que había llegado a necesitarlo.

“Yo, realmente, siempre me he sentido muy fuerte y capaz de todo”, dijo Eduardo. “Si ahorita mismo me pone un toro enfrente, me le monto porque me siento bien. Me siento fuerte”.

Pero, ahora dice, que a veces, “uno no sabe nada”.

Eduardo fue diagnosticado con diabetes a los 18 años. Lleva alrededor un año recibiendo diálisis. No se queja, pero comentó que, sí que le ha limitado lo que logra hacer, y el tiempo que le queda para hacerlo. Después de varias horas de diálisis, sigue trabajando en una plataforma petrolera. Pensando en el pasado, ahora dice que él sabe que no siempre cuidó su salud. En parte, porque no sabía el daño que le estaba haciendo a su cuerpo.

“Como que le comencé a agarrar confianza”, dijo Eduardo. “Yo me siento completamente sano. Pero, me estaba haciendo daño a mí mismo y no era capaz de verlo en el momento”.

Eduardo no está solo. En los Estados Unidos hay alrededor de cien mil personas en lista de espera para recibir un trasplante de riñón. La realidad es que solo un tercio lo recibirán. A medida que la población hispana en los Estados Unidos aumenta, así mismo ha ido aumentando el porcentaje de hispanos que necesita un trasplante. La diabetes es la causa principal de insuficiencia renal crónica en los hispanos, lo cual lleva a estos pacientes a necesitar un trasplante de riñón.

Eduardo H., de 38 años, nos cuenta su experiencia esperando por un trasplante de riñón. Photo courtesy of Eduardo.
Foto cortesía de Eduardo H.

Pero Eduardo se siente afortunado en algunas cosas. Encontró ayuda en el Programa de Trasplantes para Hispanos de la Universidad de Colorado en Aurora. El Programa de Trasplantes para Hispanos abrió en el 2018 cuando la Dra. Elizabeth Prompfret, junto con la Dra. Mónica Grafals, crearon un lugar donde los pacientes hispanos pudieran recibir un cuidado médico culturalmente apropiado y se sintieran empoderados para tomar control de su salud. En el centro, todos los doctores y profesionales médicos hablan español y son capaces de entender las diferencias culturales que distinguen a sus pacientes.

Eduardo ha tenido que viajar desde otro estado para ser evaluado, pero el apoyo que ha encontrado en su idioma le ha ayudado a aprender mucho.

“He aprendido que un trasplante no es una cosa sencilla”, dijo Eduardo. “Uno se tiene que cuidar a sí mismo. Tuve que platicar con muchas personas. Me preguntaban qué era lo que a mí me motivaría. Ha sido largo el proceso”.

Eduardo ha tenido que someterse a muchos análisis y pruebas para ver si está lo suficientemente saludable para la cirugía de trasplante, y para confirmar que tiene el apoyo emocional para recuperarse y cuidarse mejor en el futuro.

El Dr. Sixto Giusti, nefrólogo de trasplante y director del Programa de Trasplantes para Hispanos, dice que los requisitos para un trasplante se toman muy en serio. En el caso de un paciente con diabetes, que su diabetes esté bien controlada. Las personas no pueden tener mucho sobrepeso y por lo general se requiere que su índice de masa corporal esté por debajo de 40. Se le realizarán pruebas cardiacas que pueden incluir desde un sonograma del corazón hasta una prueba de esfuerzo, con el propósito de asegurarse de que la salud del corazón sea adecuada para aguantar la intervención quirúrgica. Y como los medicamentos que se tendrán que tomar después de un trasplante debilitan el sistema inmune del cuerpo, se pide que el paciente actualice su vacunas y exámenes para la detección de cáncer, de antemano.

Además, el Dr. Giusti recalca que el estatus migratorio no descalifica a las personas para un trasplante.

“Hay algunos parámetros que sí se toman en cuenta, como el poder costear sus medicamentos de rechazo después del trasplante, pero el estatus migratorio no debe ser un impedimento para un trasplante”, mencionó el Dr. Giusti.

Una vez en la lista, muchas personas mueren antes de recibir un órgano. En algunos casos, la espera es de años. Por eso siempre se les recomienda a los pacientes que busquen posibles donantes en vida. Como parte del Programa de Trasplantes para Hispanos, hay coordinadoras hispanas que le van a ayudar a buscar posibles donantes.

En el caso de Eduardo, su hermana mayor se ha apuntado para darle su riñón. Significa que Eduardo no tendrá que esperar. Su hermana ya comenzó sus análisis y es compatible.

Eduardo cree que en un mes más se programará su operación.

Pero pedir ese regalo de vida a un familiar, o aceptar esa ayuda, no es muy común. Eduardo dice que él se resistió al principio. Tardó meses en permitirle a su hermana, quien se había ofrecido desde el principio, que fuera a ver si era compatible.

“Yo no quería pues es mi hermana”, dijo Eduardo. “Pienso yo que le estoy quitando la posibilidad a ella de vivir más tiempo. No quiero ponerle una piedra en el camino”.

Ella lo fue convenciendo, diciéndole que Para ella no era un sacrificio poder darle salud si ella pudiera

Así mismo, los médicos del centro de UCHealth también lo fueron educando y guiando.

El Dr. Giusti dice que también se toman muy en serio la salud y los riesgos para las personas que quieren donar un riñón.

El Dr. Giusti comenta que con frecuencia observa que sus pacientes hispanos ven la donación en vida como un tabú, principalmente porque piensan que le van a hacer daño a un ser querido. Pero en realidad, si el donante es saludable y cumple con los requisitos, la donación en vida es un proceso seguro y bastante sencillo.

“Si vemos que hay un riesgo elevado, simplemente no los aceptamos”, dijo el doctor.

Ahora, Eduardo se siente agradecido.

“Me puse a pensar, y pues, gracias a Dios hay una persona interesada en querer darme vida”, dijo Eduardo.

El Dr. Giusti, dice que el centro ha lanzado campañas para tratar de educar a la comunidad de habla hispana sobre los beneficios y la importancia de las donaciones de órganos en vida.

Dice que de los trasplantes de riñón que se realizan anualmente en este país, solo un 30 % vienen de donantes en vida, y que el porcentaje de hispanos que reciben riñones por donantes en vida es alrededor de 27 %.

Y todo eso sucede siempre y cuando lleguen a la lista. También hay muchas personas hispanas que nunca acceden a la lista de espera para un trasplante por muchas razones.

En el Programa de Trasplantes para Hispanos, la meta es darle más acceso y educación a la comunidad. El centro es único en la región y uno de los pocos en la nación que ofrece estos servicios especializados a la comunidad hispana. El año pasado se hicieron 292 trasplantes de riñones en el hospital, y de esos, un 13 % utilizó los servicios del Programa de Trasplantes para Hispanos. Es un logro que el número de pacientes hispanos haya ido en aumento desde el comienzo del Programa de Trasplantes para Hispanos y sea un porcentaje más alto que en muchos otros centros de trasplantes de la nación.

Y la idea es que cuantas más personas vayan aprendiendo que tienen la opción de preguntar sobre un trasplante, aun antes de que un médico se lo mencione, quizás más personas podrán tener acceso al tratamiento mientras aún les pueda salvar la vida.

Aunque Eduardo aún no ha recibido su trasplante y piensa que quizás le queda más que aprender, dice que, si pudiera ayudar a alguien más que esté comenzando el camino, le diría que tenga fe y que aprenda mucho.

A los que aún no creen que algo así les pueda pasar, les dice que valoren su salud.

“Es un camino largo — más para unos que para otros — pero uno no se puede dejar vencer”. “Vida solo hay una”, dijo Eduardo.