
Reuniones con familiares y amigos. Fiestas navideñas. Regalos debajo del árbol. Momentos felices.
Pero, ¿qué pasa si las fiestas no evocan sentimientos de alegría y emoción?
“Para muchas personas, las fiestas pueden ser difíciles porque ponen de manifiesto situaciones complicadas, pérdidas dolorosas u otros desafíos”, dijo Alison Hobson, trabajadora social clínica con licencia en UCHealth Yampa Valley Medical Center. Pero algunas prácticas sencillas en nuestra vida diaria pueden ayudarnos a sobrellevar el estrés o la presión adicionales que las fiestas pueden traer.
Dedique un tiempo para relajar su cuerpo
Cuando la ansiedad y el estrés comienzan a acumularse, empiece por relajarse. Puede lograrlo activando el sistema nervioso parasimpático.
“Esta es la parte de nuestro cuerpo que nos ayuda a ‘descansar y digerir, recuperarnos y conectar con los demás’”, explicó Hobson. “Nos ayuda a sentir relajación, bienestar y calma”.
Para activar el sistema nervioso parasimpático, inhale durante cinco segundos y luego exhale durante seis segundos. Repita este ejercicio varias veces. Relaje conscientemente los hombros, el cuello, la mandíbula y el rostro.
“Después de un minuto, notará una sensación de espacio entre sus pensamientos, una quietud presente”, dijo Hobson. “Tomarse momentos de relajación a lo largo del día siempre está a su alcance”.
También existen varias aplicaciones gratuitas de mindfulness y relajación que pueden ayudarle a relajarse.
Mantenga un enfoque en lo positivo
El cerebro está programado para detectar lo que representa una amenaza o resulta inquietante. Así es como los seres humanos hemos evolucionado para sobrevivir ante el peligro.
Según el Dr. Rick Hanson, neuropsicólogo con quien Hobson ha estudiado, la mente es como velcro para las experiencias negativas, mientras que las experiencias positivas a menudo se deslizan como si fueran de teflón.
Para superar este sesgo hacia la negatividad, Hanson anima a las personas a “apreciar lo positivo”.
Para lograrlo, identifique algo bueno: puede ser una práctica intencional de gratitud. Usted puede hacerlo cada noche antes de acostarse o simplemente en momentos de plena consciencia, como al oler una naranja fresca, contemplar la nieve recién caída o recibir una llamada de un amigo o familiar. Disfrútelo durante 20 o 30 segundos. Respire hondo y sienta la sensación de saborear esa experiencia. Con el tiempo, la práctica de apreciar lo positivo ayudará a que el cerebro se reconfigure para percibir más aspectos positivos.
No use el ‘deberías’ en usted o en otras personas
En lugar de pensar en todas las cosas que “debería” hacer, enfóquese en aquellas que le brindan una sensación de conexión o bienestar. Priorice las actividades que le ayuden a sentirse en calma y conectado con los demás.
Sea una persona generosa con su presencia. Preocúpese menos por los regalos materiales.
Si bien el marketing incesante nos incita a comprar bienes materiales, recuerde que estar presente es el mejor regalo que puede dar a sus amigos y familiares.
“Después de la seguridad, nuestra principal necesidad es la conexión verdadera”, dijo Hobson. “Conectar con las personas y escucharlas de verdad no tiene precio”.
Otros regalos que puede ofrecer sin costo alguno incluyen la compasión, el perdón y la gratitud.
Practique la autocompasión
Kristen Neff, pionera en el estudio de la autocompasión, es otra experta a la que Hobson cita en su trabajo.
“Ella nos dice que la autocompasión implica ser amables y comprensivos con nosotros mismos cuando sufrimos, fracasamos o nos sentimos inadecuados, en lugar de ignorar nuestro dolor con una actitud estoica”, dijo Hobson. (El estoicismo es el dominio sobre la propia sensibilidad; conduce a la indiferencia ante el placer o el sufrimiento).
“Ser imperfectos, cometer errores y experimentar las dificultades de la vida es inevitable, por lo que necesitamos ser compasivos con nosotros mismos cuando nos enfrentamos a experiencias dolorosas”.